(Matsumoto, Nagano, 1929)
La artista japonesa de 94 años es una figura singular que sigue despertando la admiración de los historiadores del arte por su trabajo, trayectoria y por ser inspiradora y precursora de multitud de corrientes artísticas desde las últimas siete décadas.
Dibujo, escultura, pintura, performance, happenings, escritura… Yayoi ha trabajado multitud de disciplinas artísticas hasta traspasar la figura de artista para convertirse en un icono de referencia en el universo artístico y cultural además de ser la artista viva más cotizada del mundo.
Precursora del arte pop, el minimalismo y el arte feminista influyendo notablemente en artistas de renombre mundial como el propio Andy Warhol. Su etapa en Nueva York, donde se mudó en los años 50 fue donde cosecho sus mayores éxitos.
Es imposible resumir en un artículo toda su dilatada carrera, pero sí que destacaremos tres elementos dispares y obsesivos de sus trabajos:
El primero son los lunares, de ellos decía: “Nuestra tierra es solo un lunar entre un millón de estrellas en el cosmos. Los lunares son un camino al infinito. Cuando borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos convertimos en parte de la unidad de nuestro entorno”. Son tratados con un colorido exquisito y con extremada originalidad.
La segunda fijación viene a causa de un trauma que sufrió de pequeña, en una alucinación vio como las flores le hablaban y estas se convirtieran un uno de los temas recurrentes de sus obras.
El tercero son las calabazas. Este vegetal también ha sido uno de los elementos recurrentes en multitud de obras siempre decoradas con sus archi famosos lunares
Una mujer menuda, siempre con peluca roja que vive en una institución psiquiátrica de Japón desde 1977, donde ingresó voluntariamente, ya que desde la infancia sufre alucinaciones y un trastorno obsesivo compulsivo. A sus 94 años sigue trabajando, con «obsesión infinita», en su taller en el distrito de Shinjuku (Tokio) -muy cerca del hospital Seiwa-, al que acude casi todos días.
Fuerza, color, patrones, originalidad y sobre todo, fuente de inspiración para multitud de artistas son algunos de los calificativos que podemos enumerar para describir su obra a través de la cual, Yayoi quiere buscar su sanación y la superación de sus temores.