La Gala Met, el evento más esperado en el mundo de la moda y el entretenimiento, una vez más deslumbró con su opulencia y extravagancia en su edición de 2024. Celebrada en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York el pasado 6 de mayo, esta icónica gala reunió a celebridades, diseñadores y figuras prominentes de la industria para una noche de glamour y creatividad desbordante con la temática: Sleeping Beauties: Reawakening Fashion, y con un dress code muy específico: The Garden of Time.
Para el equipo creativo de Splash by Lo, esta gala es una fuente infinita de inspiración. Desde los atrevidos patrones geométricos de Zendaya hasta las sofisticadas flores bordadas de Emma Stone, cada diseño contó una historia única. Observamos una notable tendencia hacia la sostenibilidad, con muchas estrellas eligiendo tejidos ecológicos y técnicas de estampado respetuosas con el medio ambiente.
Sin embargo, lo que más impactó a todos fue la cantante Tyla y su vestido de arena pero no solo por su originalidad, sino porque dio muchos problemas de movilidad a la cantante sudafricana, hasta el punto que la tenían que ayudar a desplazarse. Esto hizo que se alzaran algunas voces críticas sobre la utilización de la imagen de la mujer como un mero objeto al servicio de la moda.
El problema de movilidad lo resolvió el propio Olivier Rousteing, creador del vestido y director creativo de Balmain cortando el vestido por encima de la rodilla de la artista.
El Vestido
Aprovechando que la palabra clave de la noche era tiempo, el equipo de Balmain confeccionó para Tyla un vestido de arena, un guiño a las “arenas del tiempo” y esos relojes clásicos que se usaban en la antigüedad.
Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, se sintió especialmente intrigado por la idea de lo efímero al momento de crear el vestido de Tyla: “La inspiración detrás de esta creación surgió del deseo de redefinir los límites y transformar un material transitorio en una obra maestra eterna. La idea de esculpir una prenda a partir de algo tan efímero como la arena encendió mi imaginación, y no podría estar más contento con el resultado final”.
El vestido, sin tirantes, abrazaba cada centímetro del cuerpo de la cantante antes de transformarse en una impactante cola de sirena de organza. Confeccionado con tres colores de arena y mezclado con tachuelas de microcristal, el vestido brillaba con cada movimiento de Tyla.
Polémicas aparte, estos eventos son el escaparate perfecto para experimentar con nuevos materiales favoreciendo la evolución del mundo de la moda y buscando siempre soluciones efectivas a problemas concretos y tan importantes como el de la sostenibilidad.