¿Has pensado alguna vez que hace poco más de un siglo, una prenda tan popular como los bañadores de mujer no existían?

En un blog anterior repasamos la historia del bikini, pieza creada por por Louis Réard en 1946 que evolucionó desde el funcional de una pieza hecho de nylon a un dinámico y atrevido dos piezas pero hay una historia antes del bikini y te la vamos a contar.

Los inicios

Parece increíble pero es así. En el siglo XIX las mujeres que iban a la playa lo hacían con una vestimenta normal y no fue hasta principios del pasado siglo que no empezó a la verdadera historia del traje de baño.

Los primeros “trajes de baño” estaban más relacionados con la actividad de hacer deporte que como una prenda específicamente para el baño porque nadar se convirtió en una actividad de recreación.

Tanto hombres y mujeres disfrutaban del agua con ropa. Usaban vestidos y por debajo pantalones largos, y sombreros para mantener su piel totalmente pálida, que en ese entonces era símbolo de estatus social.

No fue hasta los años 20 del pasado siglo que el escenario empezó a evolucionar gracias a mujeres que cambiaron la historia.

Desafiando las normas

Todo comenzó a principios del siglo XX, cuando las mujeres valientes desafiaron las rígidas normas sociales y se atrevieron a bañarse en el mar con una prenda revolucionaria: el traje de baño de una sola pieza. Este diseño causó un gran revuelo en la sociedad de la época. ¡No podéis creer el escándalo que se montó por mostrar los tobillos en la playa!

Fue a partir de esta época cuando los trajes de baño se convirtieron en un conjunto de moda, todavía conservadores pero ya quedaba al descubierto una parte de las piernas y los brazos. La mayoría de las chicas de esta época usaban trajes de baño confeccionados en lana, y muchas de ellas complementaban el outfit con medias

Pero las chicas rebeldes no se detuvieron ahí. A medida que avanzaba la década de 1920, las mujeres abrazaron la moda de trajes de baño con estilo y elegancia. Los trajes de baño se acortaron ligeramente, y las siluetas comenzaron a abrazar las curvas femeninas, lo que hizo que las playas fueran el escenario perfecto para mostrar la moda más glamorosa.

Por aquel entonces los bañadores eran de colores oscuros y neutros, sin apenas ornamentación ni motivos gráficos, apenas algún lazo o bordado.

Trajes de baño más cómodos y ajustados

En los años 30 los diseños fueron evolucionando, las formas y escotes más “atrevidos”  y materiales elásticos y satinados comenzaron a implementarse en los diseños. Las prendas de baño se volvieron mucho más cómodas y ajustadas en la zona del busto. Sin embargo, había que respetar las normas para lucir estos trajes. En diversas ocasiones, la policía era la responsable de medir el largo y evitar conflictos.

Llega la revolución

Pero la verdadera revolución llega cuando Louis Réard, un ingeniero mecánico francés, se vio a cargo de la empresa de lencería de su madre en los años ’40 y decidió dedicarse de lleno al diseño de indumentaria. Dicen que mientras pasaba sus vacaciones en las playas de Saint-Tropez, notó que las mujeres se arremangaban sus largos e incómodos trajes de baño para conseguir un mejor bronceado, lo que lo inspiró para diseñar un traje de baño que tuviera dos piezas.

Esta nueva pieza de ropa tuvo muy buena acogida sobre todo por la industria del cine y el glamour de las actrices de Hollywood que extendieron esta pieza de baño creándose una nueva industria de moda, diseño e inspiración para todos los que nos dedicamos a este sector.