Hay una razón por la que el estampado vichy o gingham ha prevalecido y se ha mantenido constante a lo largo de las décadas: un estampado icónico que nos transporta al más bucólico país de las maravillas.  El estampado vichy es un homenaje al campo y a la libertad. La vida debería ser un picnic.

La tela de cuadros vichy es casi sinónimo de manteles de picnic y forma parte de nuestra memoria colectiva a través del vestido de cuadros azules de Dorothy en “El mago de Oz”. También fueron ataviadas con este estampado la joven Julie Andrews en las colinas con los niños Von Trapp, hasta la interpretación más reciente de Greta Gerwig de un picnic en la playa en Mujercitas, con Saoirse Ronan y Emma Watson.

No nos podemos olvidar de la espectacular Brigitte Bardot y su prenda más emblemática: el vestido de novia de cuadros vichy en blanco y rosa, para su boda con Jacques Charrier en 1959. Un atuendo completamente ajeno a las normas de protocolo tradicional y que marcó un antes y un después en la moda de la época. Fue el momento álgido del estampado gingham.

Y sin embargo, el siglo XX no fue el primer momento en que alguien se puso un estampado vichy. Eso ya había pasado antes, en el siglo XVII en los interiores de la región francesa de La Provence el estampado textil se utilizaba en manteles y servilletas. Pero desde 1946, en la época de la posguerra, se empezó a añadir este tipo de cuadros a las camisas de los hombres y mujeres que trabajaban en el campo.

Hay otras teorías sobre el origen del estampado gingham que sitúan su origen en Malasia o India. De hecho, la palabra gingham parece derivar de la palabra malaya “genggang” que significa rayado y que sería adaptada por los comerciantes holandeses.

Todo el mundo quiere salir de picnic, o al menos, tener la fantasía de tener uno en primavera y verano. Por eso, el equipo creativo de Splash by Lo, empresa de telas en Mataró. ha preparado nuevos estampados vichy versátiles y a la vez elegantes, y sobre todo con un gran carácter y personalidad. Estampados atemporales para transportarnos al mar en los meses más calurosos.