En pocos segundos, Ursula Andress, esculpida en una playa jamaicana, nos cautiva en la primera parte de la saga de James Bond. Retrato del traje de baño que transformó a la joven actriz en una estrella interplanetaria.

Una playa paradisíaca, el susurro de las hojas de las palmeras acariciadas por el viento y una voz encantadora que saca a Sean Connery, alias James Bond, de su ensoñación… En 1962, en el estreno de la primera película de una larga saga que continúa hoy. Esta voz pertenece a Ursula Andress, una actriz desconocida en aquella época, que se hizo mundialmente famosa gracias a una escena y una prenda de vestir. Saliendo del agua como la Venus de Botticelli, Honey Ryder llega a la orilla chorreando, bronceada y esculpida en un bikini ya legendario. Ursula Andress y la diseñadora de vestuario Tessa Prendergast trabajaron juntas para crear esta pieza legendaria. Consiste en un sujetador atado al pecho y un fondo de triángulo, todo en algodón marfil. La particularidad de este sencillo dos piezas es un cinturón ajustado en las caderas y una muesca en el lateral para sujetar una daga. Este detalle da sentido literal al concepto de mujer fatal que encarnaba Honey Ryder.

El bikini que inició la revolución

Preguntada años después por el impacto de esta escena, Ursula Andress admitió que, aunque James Bond 007 contra el Dr. No le abrió muchas puertas, no entendía la locura por este momento de la película. Pero para entender todas las cuestiones, hay que ponerse en contexto. Mientras que en Francia el bikini ya estaba bien implantado gracias sobre todo a los iconos Brigitte Bardot y Dalida, la primera película de James Bond cambió la situación en Estados Unidos, donde todavía reinaba el puritanismo. Estrenada a principios de los años 60, en los albores de la revolución sexual, la película impuso el bikini que lucía Ursula Andress como una llamada al descubrimiento del cuerpo femenino. Tras el estreno de James Bond, el traje de baño de dos piezas se extendió como un reguero de pólvora por las playas de todo el mundo. 

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Aunque hay muchos homenajes a la escena de la playa jamaicana, es la franquicia de James Bond la que mejor recrea en la pantalla el ambiente tórrido y peligroso de este momento. En 2002, en Muere otro día, Halle Berry interpretó a la nueva chica Bond frente a un Pierce Brosnan en la cima de su encanto. La bellísima actriz sale del agua en una escena similar, luciendo un bikini naranja brillante con un cinturón y una daga en las caderas. Es una visión tentadora que se ha convertido en una firma de la saga de James Bond, ya que Daniel Craig también se moja. En Casino Royale, el actor británico sale a la superficie y camina hacia la orilla al estilo de la legendaria Honey Ryder, dejando al descubierto su escultural figura con un pantalón de baño azul claro.

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